martes, 16 de julio de 2013

Forzar la vida


Mi hija, cuando tenía once meses, le preguntábamos que ¿cómo te llamas? y decía: “Espitata”, ¿me quieres? Y decía: “moo” juntando los labios y poniendo cara de pillina. Era una niña alegre y divertida.
Teníamos muchas ganas de que anduviera y ella utilizaba la cabeza, en vez de gatear, se agarraba a la sábana y se desplazaba arrastrándose. En la guardería le hicieron andar y para el día de la madre, con quince meses, se echó a andar. Andaba como MazingerZ.
Nació por cesárea y no pude darle el pecho (ni un hermano) por un absceso en la mama derecha ¡una pena! Me daba miedo dormir con ella por si la asfixiaba. La monitora le pegó un azote y llegó con un shock, me  asusté mucho, le cogí de los hombros y le chillé, entonces rompió a llorar y me dijo: “mamá
Inma en el culete, oma oma”. Nadie le había puesto una mano encima. Me enojé y en vez de denunciar,
Me fui a otra guardería. Siempre ha brillado, ha sido una niña muy extrovertida, tan   inteligente que a veces pienso que puede conmigo. Mi trabajo era de administrativo en una academia de inglés. Le ponía películas en inglés y con once meses decía nini  en vez de the end. Cuando veía un extranjero decia: “mamá mira un suasuá”  Ahora tiene muy buen nivel de  inglés y ayuda a los profesores.
Creo que conseguirá lo que quiera en la vida, tengo confianza ella.


Elsol  
  

1 comentario:

  1. Mientras te leía, te estaba oyendo.
    con esa sonrisa que ilumina la sala desde el primer día que llegué.
    Tu hija tiene a una gran madre,
    no puede ser más afortunada...

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