martes, 29 de octubre de 2013

El Mal


No estaban en el pensamiento de Dios en el principio de la creación, pero los cuatro leños los puso el enemigo en el mundo.
Empecé quemando broza para que prendieran a arder y empezaran a consumirse.
De los troncos, primero salió la humedad, que es el agua, el llanto de mi arrepentimiento, luego se pusieron negros y feos y se vieron cuales eran mis males.
El calor del fuego hizo ponerse rojo los maderos y el amor los fue consumiendo, haciendo ascua viva y me dieron calor y luz.
Siguió la llama azul y amarilla que forma el color verde de la esperanza, de que se consumirían hasta el final; todo quedó en cenizas y mi mal desapareció.

El Esparraguero 


Dedicado  a San Juan de la Cruz, que entrando en la espesura de los sufrimientos, purificó su alma hasta el fin.

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